Cambios en negociación colectiva: requerimos más educación que regulación
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Cristián Saieh
Nos encontramos frente a propuestas de cambios relevantes para el futuro de la negociación colectiva en Chile que abogan por un equilibrio entre empresa y sindicato. Se trata de "emparejar la cancha" para que ambas partes se sienten de igual a igual en la mesa. Se discute sobre la extensión de beneficios, negociación por rama, derecho de reemplazo, entre otras, pero nada se ha dicho de lo que es evidente: cualquier cambio legal, por revolucionario que sea, no tendrá la virtud de emparejar la cancha si las partes no se educan y aprenden a negociar.
Por el contrario, la experiencia comparada en negociación indica que el poder sin educación es un arma de máxima peligrosidad. Y de educación, de saber negociar nos falta mucho y ningún proyecto de ley podrá subsanarlo si es que no se invierte en eso. Para graficar la importancia de lo referido, abordemos tres típicos errores al negociar colectivamente que pueden ser subsanados con más educación y no con más regulación.
El primero y tal vez el más clásico, los rangos de negociación son tan extremos que no se cruzan. Es común que los trabajadores entreguen un proyecto "con el tejo muy pasado", siendo la respuesta clásica del empleador un rotundo "no" a todo. Es cierto, la regla general es que el punto de partida debe ser mayor al objetivo (el que se quiere alcanzar), pero no tan alto como para que a la otra parte le parezca ridículo, rechazándolo de plano; lo relevante es fundar el punto de partida y la meta planificada en criterios legítimos.
Un segundo error es el poco cuidado de las relaciones (el clásico ganar-perder) olvidándonos de que, independiente de los resultados de la negociación, empleados y empleadores deberán trabajar juntos por mucho tiempo. Un tercer error es caer presa de las suposiciones y prejuicios. La llamada "demonización" de las partes que negocian colectivamente es atribuirle malas intenciones al otro lo que justificaría el mal trato. La respuesta natural de la otra parte es hacer lo mismo. Se oye permanentemente: "el empleador conspira contra los trabajadores" y "el sindicato quiere destruir a la empresa". Según la Encla (Encuesta Laboral de Chile) más de un 65% de los trabajadores piensa que la empresa en la última negociación colectiva fue "un obstáculo" y que "presionó a los dirigentes sindicales".
La solución es cultivar la confianza, siendo transparente en la entrega de información, cuidar las tácticas que se utilizan y, ante todo, pensar con la mente del otro, sin enjuiciar sus intereses, desprendiéndonos de nuestros temores y supuestos, tarea difícil, especialmente cuando las relaciones han estado teñidas de desconfianza. Como estos, son muchos los errores que se cometen al negociar colectivamente. Ninguna legislación podrá remediar estas malas prácticas por muy perfecta que sea. Principalmente la educación y el desarrollo de habilidades negociadoras en ejecutivos y dirigentes generará relaciones laborales más justas y equitativas. Más educación, menos regulación.